"Esta explosión de conectividad trae consigo nuevas posibilidades, pero también vulnerabilidades económicas y sociales. El nivel de coordinación y codificación necesario para unir la Internet de los objetos es mucho más complicado que cualquier otra empresa histórica. Es probable que las cosas se rompan y que nadie sepa cómo arreglarlas. Los malos actores podrán provocar trastornos sociales a gran escala y desde lejos. Por consiguiente, nos enfrentamos a decisiones difíciles y costosas. ¿Cuánta redundancia deben tener estos complejos sistemas? ¿Cómo se defenderán y quién lo hará? ¿Cómo se redefine la responsabilidad, ya que los objetos están conectados en red a través de una red global y los ataques pueden hacer metástasis rápidamente?"