The Atlantic publicó la semana pasada un excelente artículo titulado "Cómo la IA nos reconectará".

El autor comenta una serie de experimentos de laboratorio en los que personas y robots interactúan socialmente, ayudando a los humanos a relacionarse mejor entre sí. Sin embargo, en un experimento los robots convirtieron a un grupo de personas generosas en imbéciles egoístas. En otras palabras, la IA y los robots pueden afectar a la forma en que los humanos interactúan entre sí.

"El hecho de que la IA pueda reducir significativamente nuestra capacidad de trabajar juntos es extremadamente preocupante".

 Para contrarrestar estos escenarios distópicos, el autor aboga por una "Suite Social":

"Un conjunto crucial de capacidades que hemos desarrollado a lo largo de cientos de miles de años, como el amor, la amistad, la cooperación y la enseñanza. Los contornos básicos de estos rasgos se mantienen notablemente constantes en todo el mundo, independientemente de si una población es urbana o rural, y de si utiliza o no tecnología moderna."

Resulta evidente que tenemos que considerar a los robots no sólo como una lógica hecha por el hombre en una máquina, sino como una nueva clase de actores sociales.

Post invitado del comisario de contenidos de The Futures Agency Petervan

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