Vivimos tiempos apasionantes. Desde la medicina electrónica a la educación digital, pasando por los sistemas de transporte de nueva generación o las soluciones de redes inteligentes, el futuro próximo se presenta más sano, más inteligente, más ecológico y menos despilfarrador de recursos naturales y financieros.
Pero en el abrumador impulso comercial y gubernamental hacia la conectividad ubicua, la prisa por desarrollar, implantar y rentabilizar las nuevas tecnologías, es importante no pasar por alto los peligros reales del exceso de conectividad...
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