Nos precipitamos hacia el futuro a un ritmo alarmante. Como me gusta decir, la humanidad cambiará más en las próximas dos décadas que en los 300 años anteriores. La tecnología la singularidad va a cambiarlo todo, pero ¿debería cambiar quiénes somos?

Estaba leyendo el artículo de Jayshree Pandya, La inquietante trayectoria de la singularidad tecnológica' en Forbes hoy, y una cita en particular me llamó la atención:

"La evolución de la inteligencia desencadenada por la tecnología en las máquinas y los vínculos entre ideas, innovaciones y tendencias nos han puesto de hecho a las puertas de la singularidad. Independientemente de que creamos que la singularidad se producirá o no, el mero hecho de pensarlo suscita muchas preocupaciones e incertidumbres críticas sobre los riesgos de seguridad para el futuro de la humanidad", escribe Pandya. "Esto nos obliga a iniciar una conversación con nosotros mismos y con los demás (individual y colectivamente) sobre lo que queremos como especie."

¡Sí! Fantástico. Es alentador que Pandya devuelva el diálogo a lo más importante: humanidad. Es fácil dejarse llevar por la fascinación de las posibilidades tecnológicas asociadas a la singularidad - el 'Cerebro global', sentidos agudizados, conocimientos infinitos... pero como siempre me pregunto, ¿cómo podemos seguir siendo humanos? ¿Qué debemos hacer para garantizar el mantenimiento de nuestra ética e integridad?

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