Actualmente, las protecciones para los consumidores de IoT están ausentes con demasiada frecuencia. Un estudio de 2014 sobre dispositivos y servicios conectados reveló que el 52% ni siquiera ofrecía una política de privacidad para informar a los usuarios de lo que puede recopilarse y cómo puede utilizarse. Ya es difícil para las empresas evitar la tentación de extralimitarse cuando se trata de datos; es aún más difícil evitar que crucen la línea cuando no hay una línea trazada en primer lugar.
"El problema es similar al motivo por el que las petroleras estaban y están fuertemente reguladas", afirma Leonhard. "Los datos son el nuevo petróleo, pero tenemos muy pocas normas sobre quién, dónde, cuándo y por qué"".
La Internet de los objetos ya está aquí, pero no de la forma que esperabas
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vía Instapaper