La mala noticia es que el sueño con mayúsculas de un asistente virtual que gestione tu vida digital mientras tú vives la real es probablemente una mentira. El verdadero problema de los asistentes de voz no es que tengan poca potencia o que sus redes neuronales no sean lo bastante sofisticadas para intuir nuestras peticiones. Es que las interfaces de usuario siempre exigirán tu atención, ya sean gráficas, conversacionales o, demonios, telepáticas.

Lo sé porque la semana pasada estuve usando mis AirPods para interactuar con Siri. No para crear temporizadores, lanzar aplicaciones o añadir cosas a mi lista de la compra, sino para, ya sabes, hacer cosas.

Por las mañanas, me pongo un AirPod en la oreja (solo uno), lo toco dos veces y le pido a Siri que me lea los correos mientras preparo el desayuno, que me recite la agenda del día mientras guardo los platos, que organice mi lista de tareas pendientes mientras doy de comer al perro o que me ayude a localizar y responder mensajes de texto mientras hago la maleta y me dirijo a la parada del autobús. El reconocimiento de voz de Siri es ahora lo suficientemente potente, sus redes neuronales lo suficientemente afiladas y su acceso a mi información personal lo suficientemente completo como para manejar este pequeño puñado de tareas de forma rápida y consistente.

El verdadero problema de los asistentes de voz como Siri es tu cerebro
https://www.wired.com/story/multitasking-problem-with-virtual-assistants/
vía Instapaper