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Hablar por encima de las diferencias: Un paradigma para aumentar la conciencia. Artículo de Bill Halal

Por William E. Halal, Proyecto TechCast, Universidad George Washington

Este artículo se centra en uno de los grandes retos a los que nos enfrentamos hoy en día: ¿cómo podemos resolver los furiosos conflictos fomentados por los medios sociales? Los conflictos siempre han sido un problema, pero la revolución digital los ha convertido en uno de los grandes retos de nuestro tiempo. Facebook y otras plataformas de medios sociales provocan intrínsecamente las diferencias que impulsan la actual ola de sinsentidos "posfactuales". Statistica informa de que el 70% de los internautas cree que las noticias falsas causan confusión, y el 83% afirma que la desinformación perjudica a la política. Un analista enmarcó el problema de esta manera: "Antes, las guerras se hacían con las armas. Ahora es a través de las redes sociales". 


Y lo que es peor. Los teléfonos inteligentes, las redes sociales y la inteligencia artificial están automatizando el conocimiento "objetivo" en el que destacan los ordenadores, empujando así la atención hacia el ámbito "subjetivo" gobernado por las emociones, los valores, las creencias y el pensamiento de orden superior. Hoy en día, la atención rara vez se centra en soluciones racionales, sino más bien en el resentimiento, el interés propio, el poder y otros motivos que van más allá del conocimiento. Norman Lear, el famoso productor de televisión, dijo: "Puede que seamos las personas más informadas y menos conscientes de sí mismas de la historia".

Es habitual ver guerras libradas sobre "nosotros contra ellos" y "el bien contra el mal". Muchos estadounidenses están convencidos de que la batalla entre partidos opuestos es la mejor manera de producir una política sensata. Después de décadas de bloqueo político y de una confianza en el gobierno por los suelos, ¿en serio? ¿Es esto lo mejor que podemos hacer?
 
Se trata de un reto histórico que requiere un cambio de conciencia de gran envergadura. Mi estudio de la evolución social muestra que la revolución digital está llevando al mundo más allá del conocimiento, hacia una nueva frontera dominada por el pensamiento subjetivo que constituye nada menos que la conciencia misma. (www.BeyondKnowledge.org

Se piense lo que se piense del expresidente Trump, por ejemplo, es un maestro en moldear conciencias. Después de todo, se necesita un talento especial para convencer a 74 millones de estadounidenses (~ 90% de los miembros del GOP) para creer que las elecciones de 2020 fueron robadas. Ese es el poder de la conciencia. Irónicamente, la saga de Trump pone de relieve cómo el mundo está entrando en una Era de la Conciencia, aunque está luchando contra la confusión, la desinformación, la negación del clima y otras amenazas que plantean una crisis existencial. Henry Kissinger escribió recientemente en Hora: "... estamos entrando en un nuevo periodo de la conciencia humana que aún no comprendemos del todo". 
 
Al igual que la imprenta de Gutenberg desencadenó una avalancha de información que condujo a décadas de guerra y a la Reforma Protestante, hoy la revolución digital nos desafía a domar el poder de los medios sociales para convertirlo en una forma de conciencia global. Un buen punto de partida es aprender a hablar por encima de las diferencias. Debemos hacer de ello la base de la vida social.

Aprender a hablar de forma productiva sería revolucionario, y parece esencial. Con unas redes sociales cada vez más omnipresentes y unas diferencias culturales cada vez más agudas, la única forma de encontrar la paz es comprenderse unos a otros. Puede que el expresidente estadounidense Trump ya no esté en el poder, pero sus 74 millones de seguidores siguen siendo una fuerza poderosa. En lugar de más gritos, este artículo sugiere que sería mejor escucharlos con atención.
 
Cada vez hay más ideas creativas sobre cómo manejar situaciones aparentemente imposibles, que suelen centrarse en unos pocos principios centrales. Los 5 puntos siguientes resumen las mejores ideas sobre lo que puede considerarse el "ciclo de conversación" básico. 1. 1. Acordar el contexto de la conversación, 2. Advertir al interlocutor para evitar provocaciones, 3. Calmar al oyente para que comprenda plenamente, 4. Guiar al interlocutor para que sea constructivo, y 5. Concluir con aprendizaje y confianza. 5. Concluir con aprendizaje y confianza.

Un estudio reciente realizado por el Proyecto TechCast muestra que este proceso parece ser 73 % eficaz al aumentar la colaboración, reducir los conflictos y mejorar la comprensión. Los resultados varían notablemente según el entorno. Los sectores más adecuados son el empresarial - 73 %, el educativo - 71 %, y el familiar - 69 % - casos que tienden a valorar el conocimiento, la objetividad y las relaciones cohesionadas. Mientras que la Política - 48 %, la Religión - 40 %, y los Medios Sociales - 37 % son menos propicios debido a las diferencias subjetivas en emociones, valores y creencias.

  1. Aclarar el contexto para llegar a un acuerdo

Si participa en una reunión de negocios, un seminario académico, un debate político o incluso una discusión amistosa, inevitablemente hablará dentro de algún contexto. Puede tratarse de las Reglas de Orden de Roberts o simplemente de un acuerdo informal sobre cómo comportarse. Puede que no pensemos en ello, pero toda comunicación requiere comprender el contexto en el que se inserta un mensaje.
 
Hoy necesitamos un contexto que nos permita comunicarnos por encima de las grandes divisiones que causan confusión y conflicto. Algunas reglas básicas, directrices o acuerdos son esenciales antes de entablar un debate serio para crear confianza y hablar abiertamente. Un espacio seguro que fomente la comunicación. Sería de gran ayuda que estas reglas se entendieran comúnmente en términos sencillos: "hablar desde el corazón", "escuchar de verdad" o simplemente "hablar por encima de las diferencias".

  1. Advierta al orador para que evite el lenguaje inflamatorio.

Por mucho que a uno le apetezca desahogar sentimientos duros que se han albergado durante demasiado tiempo, debemos aprender a refrenar esta tentación si esperamos tener un público que nos escuche. Hablar por encima de las diferencias exige evitar todo lo que sea incendiario: nada de culpar, acusar, cargar las tintas ni nada que pueda provocar un conflicto. Se trata de una responsabilidad exigente, ya que la mayoría de nosotros somos propensos a dar rienda suelta a nuestro ego. Eso no significa que se limiten todas las emociones, sino que no se dirijan negativamente. Si queremos entablar un diálogo útil en lugar de una discusión, es esencial hablar desde un lugar profundamente personal. Casi espiritual. Ese lugar en el que luchas por comprender un mundo complejo. Donde ves cómo otros, incluso enemigos, también luchan por salir adelante. Que todos somos imperfectos, que lo hacemos lo mejor que podemos, aunque seamos diferentes. La humildad ayuda. Casi cualquier discurso puede ser aceptado si es auténtico emocionalmente, si procede de nuestra humanidad compartida. Respetuosamente.

  1. Calmar al público escuchando con atención 

Ayuda reconocer que "escuchar de verdad" es un trabajo duro. Se le ha llamado "trabajo emocional". Escuchar requiere que renunciemos a nuestro impulso de discutir, contraatacar y otros malos hábitos adquiridos para ayudar a conservar una sensación de control personal. Para escuchar profundamente debemos renunciar a esta necesidad de control y abrirnos a una realidad más rica. Soltar las expectativas, los juicios previos, la actitud defensiva, cualquier cosa que uno esté reteniendo. En términos religiosos, esto podría entenderse como mostrar obediencia o compasión por el sufrimiento ajeno. Debemos permitirnos ser vulnerables a cosas que pueden herir. Debemos estar dispuestos a hacer la última concesión cambiando nosotros mismos. De lo contrario, "es probable que pasemos de largo sin darnos cuenta de la presencia de Dios", según el Padre Richard Rohr.
 
Si realmente podemos limpiar nuestra mente, entonces seremos receptivos al valor de las diferencias que puedan desagradarte, incluidos los enemigos. Uno de los fundamentos de la psicoterapia es que el mero acto de escuchar a una persona con problemas puede disminuir el problema. En otras palabras, el simple hecho de ser escuchado de verdad es curativo. Las personas pueden abrirse enormemente cuando se sienten comprendidas y aceptadas. Escuchar de verdad y apreciar plenamente los puntos de vista de los demás puede convertirse en una fuerza creativa para el cambio.


  1. Guiar al respondedor para que explore de forma constructiva

Hablar por encima de las diferencias no es pasivo, sino que requiere respuestas constructivas. Una forma segura de detener una conversación es poner obstáculos. Hay innumerables formas de ahondar en el conflicto, pero podemos evitar estas trampas impidiéndonos a nosotros mismos responder con "No estoy de acuerdo", "Me opongo", "Te equivocas", "Pero...", "Y qué pasa con...". Cualquier tipo de objeción divide, provoca resistencia y mina la confianza.
 
Las preguntas constructivas que respetan los puntos de vista del interlocutor pueden dar lugar a un diálogo con el objetivo común de llegar a un entendimiento. Si podemos unirnos al interlocutor para ayudarle a explorar sus preocupaciones, crearemos un gran avance en la relación. El orador y el oyente están unidos en la búsqueda de la verdad. Forman una pequeña comunidad temporal. La comprensión mutua es un camino para resolver los conflictos.
 

  1. Concluir la relación en aprendizaje y confianza

Los principios anteriores comprenden sólo una teoría de la conversación pacífica. Por mucho que todos intentemos evitar el conflicto, la experiencia en la práctica real es limitada, y no es posible cuando nos vemos envueltos en conflictos violentos. Sin embargo, siempre que nos reunimos con la esperanza de perseguir algún objetivo, existe la oportunidad de mejorar el entendimiento. Discutir honorablemente las diferencias se hace hoy a menudo en entornos académicos, en buenas reuniones de negocios y entre amigos. Un ejemplo más extremo son las reuniones cuáqueras: sentados en silencio, cualquiera es libre de hablar según le mueva el espíritu. Hablar por encima de las diferencias podría suponer un gran avance en la agitada política actual, al permitir soluciones centristas que beneficien a ambas partes.
 
Si se hace bien, una conversación productiva puede sustituir el antagonismo por el respeto. Puede que siga habiendo puntos de desacuerdo, pero es posible verlos como ventajas disfrazadas. Más que una fuente de discordia, las diferencias pueden ser como los polos de un imán o la corriente eléctrica. Pueden convertirse en una fuente de energía, de actos creativos que abren nuevas perspectivas de cambio y crecimiento.
 
Más allá de los beneficios prácticos, hablar por encima de las diferencias nos une en una comunidad de entendimiento compartido. Si hablamos desde el corazón, escuchamos con atención y respondemos de forma constructiva, la inteligencia colectiva puede sustituir el conflicto por la confianza y el consenso en torno a soluciones para problemas que parecen insolubles.
 
A riesgo de parecer grandilocuente, incluso sería posible pensar en esto como la base de una "sociedad del aprendizaje". Al concienciar a una masa crítica de individuos, hablar por encima de las diferencias podría ser el mejor medio para lograr la conciencia global que tanto se necesita hoy en día.

Véase también el podcast de Gerd Leonhard y Bill Halal.

Partes de este artículo son una adaptación del último libro de Bill - Más allá del conocimiento: Cómo la tecnología está impulsando una era de la conciencia.

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