No se suponía que fuera así. Las redes sociales se desarrollaron con la promesa de difundir la democracia, la comunidad y la libertad, no la ignorancia, el fanatismo y el odio. Conectando a miles de millones de personas y permitiéndoles compartir conocimientos e ideas, podrían haberles permitido alcanzar la igualdad y la justicia, denunciar lo que está mal y resolver los problemas mundiales. En lugar de eso, se ha convertido en una herramienta que permite a las empresas tecnológicas extraer datos para venderlos a vendedores, políticos y grupos con intereses especiales, permitiéndoles difundir desinformación. Ha creado cámaras de eco en las que personas con puntos de vista similares refuerzan su ignorancia y sus prejuicios. Y la pérdida de control sobre los datos de los usuarios ha afectado ya no sólo a la vida económica de los estadounidenses, sino también a los mensajes políticos que reciben en plataformas como Facebook."