Puede que esté ocupado publicando sus últimas actualizaciones en las redes sociales o haciendo compras navideñas en Amazon, pero quizá sin saberlo estamos viviendo los días más significativos de la historia de la humanidad. La informática no solo está a punto de convertirse en 'conversacionalinvisible y cognitivo y superar las capacidades de un solo cerebro humano (la tan cacareada Singularidad), pero poco después estará a punto de superar la capacidad craneal de todos los seres humanos de todos los tiempos, y punto. Cuando eso ocurra, y ya nos encontramos en la cúspide, la vida en la Tierra habrá cambiado.

En los últimos cientos de miles de años en que hombres y mujeres hemos habitado este planeta hemos construido algunos mitos e historias reveladores. La religión puede o no considerarse un mito, dependiendo de las creencias de cada uno, pero no es arriesgado afirmar que las nacionalidades, por ejemplo, son ficciones turbias talladas en la roca de un planeta indiferente. Ninguna prima la superioridad biológica ni la continuidad de la existencia. ¿Qué ocurrirá ahora cuando todos los seres humanos se vean reducidos a wetware ineficiente? ¿Qué ocurrirá con nuestras necesidades evolutivas cuando el ejercicio físico real deje de ser de vital importancia diaria y habilidades adquiridas como los idiomas o incluso la escritura manuscrita se vuelvan innecesarias?

En mi nuevo libro Tecnología frente a humanidady  Abordo estas y otras cuestiones enojosas, a veces demasiado grandes francamente para caber en un libro. Visite exogénesispor ejemplo. La mayoría de nosotros nunca hemos oído hablar de ello, pero en algún momento en el futuro el nacimiento humano fuera del cuerpo no sólo puede llegar a ser posible, sino tal vez preferido e (incluso) obligado. Si esto le parece demasiado HG Wells, demasiado Julio Verne para 2016, piense que el Sr. Verne tuvo que dejar de escribir ciencia ficción en vida porque la realidad ya había alcanzado sus sueños. Cuando HG Wells creó LO QUE ESTÁ POR VENIR en 1936, el mundo occidental se preparó para una campaña de bombardeos que se produciría en cuestión de pocos meses. La ciencia ficción es ficción histórica.

Si cosas como la exogénesis le parecen ahora mismo un nacimiento demasiado lejano, pregúntese quién lo prohibirá. Hasta la fecha, no se ha desarrollado ninguna comunidad dedicada a guiar o sancionar la aplicación de la tecnología digital a escala mundial, una caja de Pandora mucho más exponencial que la energía nuclear. En lo que llevamos de siglo, el hombre y la mujer han vivido épocas terribles de excelencia tecnológica sin el más mínimo rigor ético. Sin embargo, mientras el mundo se obsesiona con la seguridad de sus datos, las noticias falsas y la pornografía vengativa, algo mucho más importante está en juego: no sólo nuestra privacidad, sino también nuestra dignidad. soberanía, nuestra Humanidad. Tal vez somos, en efecto, los últimos humanos orgánicos o no aumentados, y es un dilema que parece preocupar a muy pocas almas... por ahora. Apenas un alma, es decir, en las entidades tecnológicas monolíticas que han sustituido a nuestras empresas comerciales e industrias heredadas. Nos estamos convirtiendo en Dioses, y es el momento más precario de todo el tapiz de la existencia humana: el momento en que las interfaces cerebro-ordenador y los chips ingeribles empezarán a cambiar nuestro código.

¿Es momento para alarmarse? Ni mucho menos. Seguid adelante, chicos y chicas de Silicon Valley. Sigan vendiendo el sueño. Las primeras víctimas del enfrentamiento entre el hombre y la máquina serán los soñadores digitales. Para cuando sepamos el significado de Ética digital ya puede ser un anacronismo. ¿Qué diría Sócrates? ¿O Confucio? ¿O Einstein? Creo que aconsejarían cautela y una asamblea tribal.

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