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¿Han destruido los teléfonos inteligentes a una generación? Algo para reflexionar vía The Atlantic

"Una generación moldeada por el smartphone y por el auge concomitante de las redes sociales. Los llamo iGen. Nacidos entre 1995 y 2012, los miembros de esta generación crecen con smartphones, tienen una cuenta de Instagram antes de empezar el instituto y no recuerdan una época anterior a Internet. Los Millennials también crecieron con la red, pero no estaba siempre presente en sus vidas, a mano en todo momento, día y noche. Los miembros más mayores de la iGen eran adolescentes tempranos cuando se introdujo el iPhone, en 2007, y estudiantes de secundaria cuando el iPad entró en escena, en 2010. Una encuesta realizada en 2017 a más de 5000 adolescentes estadounidenses reveló que tres de cada cuatro poseían un iPhone. La llegada de los teléfonos inteligentes y de sus primos, las tabletas, fue seguida rápidamente por lamentos sobre los efectos nocivos del "tiempo frente a la pantalla". Pero el impacto de estos dispositivos no se ha apreciado del todo y va mucho más allá de las preocupaciones habituales sobre la reducción de la capacidad de atención. La llegada de los teléfonos inteligentes ha cambiado radicalmente todos los aspectos de la vida de los adolescentes, desde la naturaleza de sus interacciones sociales hasta su salud mental. Estos cambios han afectado a jóvenes de todos los rincones de la nación y de todo tipo de hogares. Las tendencias aparecen entre adolescentes pobres y ricos; de todos los orígenes étnicos; en ciudades, suburbios y pueblos pequeños. Donde hay torres de telefonía móvil, hay adolescentes que viven su vida en su smartphone.

A quienes recordamos con cariño una adolescencia más analógica, esto puede parecernos extraño y preocupante. Sin embargo, el objetivo del estudio generacional no es sucumbir a la nostalgia por cómo eran las cosas antes, sino comprender cómo son ahora. Algunos cambios generacionales son positivos, otros negativos y muchos son ambas cosas. Más cómodos en sus dormitorios que en un coche o en una fiesta, los adolescentes de hoy están físicamente más seguros que nunca. Tienen muchas menos probabilidades de sufrir un accidente de tráfico y, al tener menos gusto por el alcohol que sus predecesores, son menos susceptibles a los males que conlleva la bebida. Sin embargo, psicológicamente son más vulnerables que los Millennials: Las tasas de depresión y suicidio adolescente se han disparado desde 2011. No es exagerado decir que la iGen está al borde de la peor crisis de salud mental en décadas. Gran parte de este deterioro puede atribuirse a sus teléfonos."

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